No transcurrió mucho tiempo desde que se instauró por primera vez el 1 de mayo como el Día del Trabajador. En ese lapso de tiempo el mundo laboral ha cambiado y mejorado más de lo que los primeros trabajadores y luchadores sociales hubieran imaginado. Al mismo tiempo, el avance de la tecnología, la globalización, los patrones demográficos, y el medio ambiente son factores que introducen nuevos desafíos para el ámbito organizacional y el laboral.
Un estudio que recientemente llevamos a cabo desde GPTW Argentina con el objetivo de profundizar en la comprensión de lo que significa para la gente el llamado "equilibrio entre vida personal y laboral", sobre una muestra de más de 33.000 empleados de diversas empresas del país, arroja resultados contundentes: para la gente el equilibrio es básicamente "flex time", es decir, márgenes flexibles de entrada y salida , trabajo remoto, "viernes cortos", etc. Muy por debajo en las preferencias de los colaboradores figuran otros beneficios vinculados con este tema, como son los hábitos saludables, los espacios de recreación y relajación, servicios médicos en la oficina, etc.
Sabemos que constituye un desafío para las organizaciones gestionar estos esquemas flexibles, cada vez más demandados por el mercado. Pero sabemos también que un adecuado balance entre la vida personal y la laboral redunda en altos niveles de compromiso y fidelización de los empleados. En nuestros estudios anuales de clima, el work/life balance sistemáticamente aparece como el segundo motivo más elegido por los colaboradores para permanecer en una organización, después de la oportunidad de desarrollarse. Y justamente quienes a la hora de priorizar un motivo de permanencia eligen el balance vida/trabajo, están más dispuestos a dar la milla extra, bastante más que los que eligen permanecer por la remuneración u otros beneficios.
Desde Great Place to Work entendemos que, en el marco de la celebración del Día Internacional del Trabajador, y aún cuando todavía haya varias cuestiones por mejorar, si comparamos los entornos de trabajo actuales, con todos sus desafíos, y recordamos cuáles eran las condiciones en las primeras décadas del siglo XX, el balance es netamente positivo.
Emilia Montero