Home office en cuarentena... ¿Y después? Foto: Shutterstock.
La conexión a Internet, la odisea de hacer foco en una tarea y la dificultad de poner límites y establecer horarios son algunas de las complicaciones del teletrabajo. Pero hay muchos que descubrieron también sus ventajas, y quieren sostenerlo después de la cuarentena.
En plena cuarentena mucho se habló de las contrariedades de quienes tuvieron que adaptarse al teletrabajo: los pesares de una mala conexión de Internet, la odisea de hacer foco en una tarea con los chicos en casa y la dificultad para poner límites y establecer horarios. Sin embargo, con más de cuatro meses de entrenamiento forzoso en esta modalidad, muchas personas descubrieron sus ventajas.
Mi casa, el mejor lugar
“Al principio me costó, pero una vez que encontré mi espacio y, sobre todo, los tiempos en que puedo desarrollar mi trabajo sin tener que atender a mi hijo de dos años, me di cuenta de que las tareas de oficina las puedo resolver mucho mejor desde casa”, cuenta Geraldine (43). “Vivo en San Telmo y trabajo en Lugano. Entre ida y vuelta tengo cuatro horas. Cuando viajás tanto, ya arrancás a trabajar estresada por el tránsito. Estando en casa me evito esa tensión y tengo la mente más fresca para concentrarme, o sea, rindo más. El tiempo que me ahorro en el traslado lo puedo aprovechar para estar más presente con mi hijo, almorzar más sano y gastar menos en pasajes y comida. Si lo puedo resolver bien ahora, cuando mi nene vuelva al jardín va a ser aún mucho mejor”, dice.
Para Julieta (30) que trabaja como diseñadora, este tiempo de home office durante la cuarentena fue la oportunidad para darse cuenta con qué facilidad la distraen las conversaciones con sus compañeros en la oficina: “Me disperso mucho y muy fácil. En mi lugar de trabajo habitual todo me lleva más tiempo porque entro y salgo de cada tarea un montón de veces. En cambio, en casa, me siento y hasta que no termino lo que tengo que hacer, no paro. En parte, porque capitalicé la flexibilidad que te da esta modalidad: el hecho de ser dueña de mis tiempos, ya que ahora trabajo por objetivos en vez de cumplir un horario”, cuenta.
Si bien la cuarentena no es el período ideal para evaluar nuestra afinidad con el trabajo remoto por todas las complicaciones extra que el aislamiento social acarrea, vale la pena analizar cuáles son las características personales de quienes mejor funcionan fuera de la oficina. Foto: Shutterstock.
Organización y adaptación
Si bien el primer punto a considerar es que no todos los trabajos se adaptan al home office, también es importante contemplar que esta modalidad tampoco es para cualquier tipo de personalidad. Y si bien la cuarentena no es el período ideal para evaluar nuestra afinidad con el trabajo remoto por todas las complicaciones extra que el aislamiento social acarrea, vale la pena analizar cuáles son las características personales de quienes mejor funcionan fuera de la oficina.
“Sobre todas las cosas, hay que poder separar la vida personal y también estar preparado emocionalmente -más allá de tener un espacio adaptado para poder hacer home office-”, opina Analía Tarasiewicz, psicóloga laboral y directora de Trabajá mejor. Según esta especialista, cuanto más autónoma es una persona, mejor: “Tiene que poder trabajar sin estar consultando cosas a cada rato y aprovechar la libertad de organizar sus tareas. Va de la mano con la autosuficiencia. En cambio, para los procrastinadores (quienes tienen tendencia a posponer tareas para evadirse) es una modalidad muy dificultosa porque son personas que precisan de un seguimiento más específico para cumplir sus objetivos”.
Cuanto más automotivado esté el trabajador remoto con sus tareas, mejor porque le va a resultar más sencillo organizarse sin la mirada paternal de un jefe. Tarasiewicz subraya que en plena pandemia esta característica puede variar: “Tal vez habitualmente somos de automotivarnos, pero estando en cuarentena se pone en juego la presencia de la pareja que capaz no es así o los chicos”. Saber delegar y poder decir “no llego” son dos capacidades que esta profesional también considera cruciales.
Después de la cuarentena
A Julieta en particular esta primera experiencia de home office la empoderó, no solo porque salió de su rutinaria zona de confort, sino porque le demostró que tiene recursos como para trabajar tan bien o mejor que en forma presencial: “Mi sueño es mudarme al lugar donde nací, a más de 100 km de la ciudad Buenos Aires, sin perder las oportunidades laborales que tengo acá. Esto me demuestra que es una expectativa realizable. Lo único que me preocupa es que mis jefes los entiendan de la misma forma que yo”, comenta.
Para quienes, como Julieta, tienen esperanzas de seguir trabajando de forma remota postcuarentena, hay buenas perspectivas: “Lo que observamos a partir de conversaciones con diversas organizaciones es que no sólo es probable que más empresas adopten el home office, sino que las que ya lo tenían empiecen a implementarlo con mayor frecuencia y no ya como un beneficio sino como una forma de trabajo. En este sentido, es probable que la pandemia haya acelerado un fenómeno que quizás se estaba visualizando para más adelante”, aporta Natalia Kaposvari, Directora de Marketing de la organización Great place to work.
Si bien el primer punto a considerar es que no todos los trabajos se adaptan al home office, también es importante contemplar que esta modalidad tampoco es para cualquier tipo de personalidad. Foto: Shutterstock.
Cambio de mentalidad
Pero si los empleados deben hacer un cambio de mentalidad para adaptarse a esta forma de trabajo, a los empleadores tampoco les toca una transformación menor: “Esta modalidad puede traer aparejada temores por parte de los líderes en cuanto a ‘pérdida del control’ o no saber si el empleado está o no trabajando o la baja en la productividad. Este mindset en general está asociado a un esquema transaccional de trabajo y no a la construcción de un vínculo de confianza”, detalla Kaposvari. Que los jefes sepan comunicar claramente sus expectativas, conozcan cómo asignar y coordinar tareas, cómo involucrar a todos los integrantes de su equipo, que se muestren accesibles y, sobre todo, que confíen en que sus colaboradores realizan lo que tienen que hacer sin tener que supervisarlos constantemente son claves para esta especialista.
“En general, las empresas multinacionales o que operan globalmente están más acostumbradas a esta modalidad”, dice Tarasiewicz y agrega: “Para los empleadores que recién ahora incursionan en el trabajo remoto, liderar y motivar a los equipos a distancia es más complejo. También se preguntan cómo abastecer al personal y si van a poder cumplir con los requerimientos de la ley ahora que se empezó a tratar el tema en el Congreso”.
Capacidades individuales, recursos materiales, herramientas técnicas y hasta cuestiones legales: de ese complejo entramado depende que el sueño de muchos de cambiar definitivamente la oficina por el living de casa se haga realidad.
Clarín Online