La evolución del compromiso laboral: ponerse la camiseta quedó obsoleto

La evolución del compromiso laboral: ponerse la camiseta quedó obsoleto

En el mundo laboral, la expresión "ponerse la camiseta de la empresa" ha sido durante mucho tiempo una metáfora utilizada para -en muchas ocasiones- instar a los colaboradores a dedicar tiempo y esfuerzo adicional en su trabajo sin una compensación justa a cambio. Sin embargo, en el contexto actual este concepto quedó obsoleto.

Está claro que el camino de prometer reconocimiento y un futuro próspero a cambio de horas extras no remuneradas y roles adicionales que no formaban parte de los acuerdos originales no es una vía válida para lograr un mayor compromiso por parte del colaborador. Mucho menos, para incrementar el tan buscado y promocionado bienestar laboral y una mejora en los resultados.

Este enfoque, aunque en el pasado podría haber sido efectivo en ciertos casos, ha generado un entorno laboral desafiante – en un sentido no positivo de la palabra- y agotador para muchos colaboradores.

El camino de prometer reconocimiento y un futuro próspero a cambio de horas extras no remuneradas y roles adicionales que no formaban parte de los acuerdos originales no incrementa el compromiso del colaborador.

La pregunta que surge entonces es, ¿es realmente necesario que todos se pongan la camiseta de la empresa para maximizar el rendimiento y el compromiso de los colaboradores? O, ¿existen vías alternativas enfocadas en el bienestar del colaborador que generan más y mejores resultados en el corto y largo plazo?

 

La importancia del compromiso laboral

Para lograr colaboradores comprometidos que generen los mejores resultados, es fundamental que en la cultura organizacional nadie se ponga una camiseta de algo que no quiere, no sienta orgullo o pertenencia.

Un ejemplo concreto para hacer una analogía afín es la de los fanáticos de algún equipo deportivo. En este tipo de comunidades, nadie es obligado a vestir una casaca a cambio de. Todos lo hacen por pasión y porque se sienten comprometidos con los valores y objetivos que esa camiseta representa y dan todo lo que está a su alcance para colaborar y que sus colores lleguen a lo más alto. En las empresas debería ocurrir lo mismo. Cuando se produce una conexión emocional y profunda entre los valores y las metas de la empresa y los de sus colaboradores, el compromiso es total, independientemente de los resultados que se logren. Porque lo que sí es claro es una cosa, cuando existe un compromiso genuino, todos dan lo mejor de sí.

A su vez, una de las grandes fortalezas del compromiso genuino es que promueve vínculos que se sostienen en el tiempo. En cambio, cuando las relaciones y esfuerzos son la consecuencia directa de la presión y la coacción, esto va limando el vínculo en lugar de fortalecerlo. Son la autenticidad y la pasión genuinas las que impulsan el compromiso.

 

El surgimiento de una nueva mentalidad

Una cultura que no cuida a sus colaboradores, que no promueve un ambiente de bienestar y crecimiento en el que estos se sientan orgullosos de destacar como profesionales, es una cultura empresarial en la que "ponerse la camiseta" se convierte en sinónimo de promesas vacías y sacrificios innecesarios. No es de extrañar que muchos empleados quieran huir de este tipo de entorno, los cuales se caracterizan por mantener niveles muy bajos de retención de talento.

En una cultura que no cuida a sus colaboradores, "ponerse la camiseta" se convierte en sinónimo de promesas vacías y sacrificios innecesarios.

Afortunadamente, estamos presenciando el fin de esta era de una cultura obsoleta. Con la llegada de las nuevas generaciones y sus exigencias al mercado laboral, los valores y las prioridades están cambiando significativamente. Los nuevos talentos valoran el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, la salud física y mental, así como la posibilidad de explorar otros proyectos personales. El trabajo ya no es el centro de sus vidas y la globalización les permite explorar distintos tipos de trabajo sin fronteras. Esto es un verdadero desafío para las empresas que se proponen atraer y retener al talento entre sus filas para alcanzar los mejores resultados.

 

El nuevo enfoque: autenticidad y equidad en el compromiso laboral

Este cambio de mentalidad está desafiando a las empresas a adaptarse y evolucionar. Aquellas que buscan atraer y retener a los mejores talentos deben abandonar la idea de que todos deben "ponerse la camiseta" y en su lugar centrarse en crear entornos laborales donde los colaboradores se sientan valorados, respetados y empoderados para alcanzar su máximo potencial.

La evolución del compromiso laboral ha llegado y "ponerse la camiseta de la empresa" ya no es la respuesta. Las empresas exitosas son aquellas que reconocen y respetan las necesidades y aspiraciones individuales de sus colaboradores, creando un entorno donde el compromiso se basa en la autenticidad y la conexión genuina. Es hora de dejar atrás la cultura obsoleta y dar la bienvenida a una forma más moderna y equitativa de trabajar.

 

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